Hoy no tengo a mano la rima cruel;
amaneció mi pared sin ventanas.
Por más que trato de exprimir la piel
de asfalto, mi calle no tiene ganas
de contarme nada.
Destila miel
en vez de darme miserias humanas
y en esta ansiedad,
que es el morbo,
admito:
extraño el dolor
la lágrima
el grito.
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